Martín Muñoz de las Posadas ha sido testigo del origen y final de la tercera Segovia Rider Day organizada por la Diputación de Segovia, Turismo de Segovia y Motorutas. Una experiencia que potencia el turismo en moto, la cultura y la gastronomía… en este caso de la provincia de Segovia. Y todo ello a bordo de la Moto Guzzi Stelvio con la que preparaba una prueba de larga duración.

Segovia: carreteras, cultura y gastronomía
Poco más o menos cada 100 km se había planificado una parada. Con ello había tiempo para unas fotos, ver un lugar reseñable e interesante que nos invitaba a descubrir la provincia de Segovia. Esa no tan conocida. Hay mucho más que la capital de provincia, con su imponente Alcazar y su, no menos, imperecedero y espectacular acueducto romano. Y tras participar en el Segovia Provincia Rider Day doy fe de ello. Dejamos detrás la salida en Martin Muñoz de las Posadas -me uno a un grupo de iniciados en la materia de viajar en moto- e iniciamos esta ruta por la provincia de Segovia.

La primera parada: Coca
Caldo caliente, embutidos típicos de la zona y un escenario de película, tan especial como el que vemos al llegar al Castillo de Coca. El ofrecimiento a tomar algo caliente es bien recibido si tenemos en cuenta la temperatura a esa temprana hora de la mañana. Han sido solo 104 km de trazado con rectas, ascendiendo suaves colinas, con el astro rey aun muy bajo en el horizonte. De hecho parece pintado en el cielo con rotulador, pues de calor… nada de nada. La visita al establecimiento local para adquirir un queso elaborado en la zona y… me conjuro con la intención de regresar con más tiempo para visitar el Castillo de Coca y, por supuesto, el Claustro de Santa Maria La Real en Nieva. He de volver. Lo tengo claro.

Segunda parada: Turégano
Este segundo tramo de 102 km me sorprendió, aunque parte de él lo conocía llegando desde el GP de La Bañeza en la provincia de León, para pasar la noche en Segovia. La sorpresa llegó cuando teniendo ante mis ojos el espectacular Alcazar de Segovia, giramos hacia la izquierda y, siguiendo las indicaciones, enfilamos la rueda delantera hacia Turégano. Nos recibe en fiestas, en día de mercado y con el punto de control en su Plaza Mayor. El almuerzo de bollos preñaos con refresco se agradece y nos prepara hasta la siguiente parada, en Sepúlveda.

La comida en Sepúlveda
Se encuentra a solo 72 km pero la ruta es entretenida y en ella podemos detenernos en Sotosalbos, al pie de la Sierra de Guadarrama, y visitar su iglesia románica.
Sepúlveda es, claramente, destino turístico, pues restaurantes y terrazas están muy concurridas. Puesto que participamos en la Segovia Provincia Rider Day, no nos preocupamos y, tras el sellado del “pasaporte” accedemos al comedor ya previamente concertado por la organización, en mi caso el Figón de Ismael. Esta es una de las peculiaridades de las actividades de Motorutas: En las paradas se incluye un aperitivo, un refresco… y a la hora de las comidas tienes tiempo de sobras para comer en el restaurante adjudicado con anterioridad, por lo que comes sin esperas ni prisas.

El cordero, lechazo (que no cochinillo como en la capital de la provincia) es el plato estrella y su fama es más que merecida. La sorpresa paisajística que no me perdí llegó cuando afrontamos el cuarto tramo hacia Cuéllar y nos desviamos para ver las hoces del Río Duratón y ver, desde este lado del río la Ermita de San Frutos.

Seguimos hasta Cuéllar
Un amplio camino de tierra, que aparece a nuestra izquierda, nos lleva hasta el paisaje de Las Hoces del Río Duratón. Tras un centenar de metros caminando descubro la erosión milenaria que el Duratón “ha trabajado” en el terreno. Un lugar muy recomendable ¡y no hace falta llegar hasta allí con una trail!

Sacramenia se encuentra en el extremo Norte de la provincia (muy próxima a la provincia de Valladolid) y allí nos espera la iglesia románica de Santa Marina. No son pocos los que deciden acortar esta ruta. Me encuentro algunos grupos dudando en los cruces y es que el calor, y la digestión tras la opípara comida en Sepúlveda, invitan a llegar a Cuéllar cuanto antes.

La llegada a Cuéllar se produce tras 99 km con el Sol aun muy alto en el cielo de Castilla y León. Y allí su castillo nos acoge con sombra, refresco y la promesa de encontrarnos a poco menos de 100 km del final de la ruta, de regreso a Martín Muñoz de las Posadas.

Martín Muñoz… de nuevo

No olvidaré el recibimiento al regresar a Martín Muñoz. La música rock lo invadía todo desde los altavoces instalados junto al puente hinchable de la organización. El photocall que los colaboradores de Motorutas utilizan para inmortalizar el momento fue paso obligado.
La cena, sin duda fue el momento álgido del día. El motivo no es otro que el hecho de entablar conversación, ahora más relajados, con el resto de participantes. El Palacio del Cardenal Diego de Espinosa acogió el catering, como siempre con buena música de ambiente, sello indiscutible de la gente de Motorutas. Y ahora una reflexión…
Regreso a casa

Cuando la distancia entre dos puntos se recorre en moto, ni el tiempo empleado ni los kilómetros son un handicap. Al contrario. Hay alicientes que difícilmente son explicables para quienes no conocen la idiosincrasia del motorista. Más lejos, mas curvas, más… tiempo disfrutando de la conducción. Más posibilidades de conocer a otros que piensan igual que tú. Más conversaciones inolvidables. Más sentimiento de pertenencia a un colectivo que, te acoge con su solidaridad y su modo de vivir la moto.

El “rutero” o “rutera” (palabras que el corrector me elimina una y otra vez) es, a ojos del profano, una gran minoría dentro del colectivo motociclista. Pero he constatado, día a día, a lo largo de mi vida sobre una moto que, aunque la media de edad es ya muy alta, seguimos dando la imagen romántica del Motorista, ahora si, en mayúsculas. Y en esa definición caben todos los estilos, desde las populares trail, en todo el abanico de cilindradas, a las deportivas de todos los tamaños. Incluyo las nakeds y hasta los scooters, y por supuesto las customs que antaño eran legión. Todos compartimos la misma cinta de asfalto e intercambiamos el saludo, en V o pulgar en alto, que reconforta, tras muchos miles de km en el cuerpo, a quienes “militamos” juntos en esta afición.
Hasta la próxima

La experiencia vivida en este Segovia Provincia Rider Day, con el verano dando sus últimos coletazos, ha conseguido que poco más de 100 inscritos, disfruten de un evento único, familiar y… ¡como los de antes! Y no quiero ponerme melancólico. Gracias a todos los que lo han hecho posible.
Nos vemos en la próxima o nos cruzamos -y saludamos- en carretera.
En Moto Guzzi Stelvio

La recogí en Motos Balart, un concesionario con muchos años de historia, y muy pronto me dí cuenta de algo… En no pocas ocasiones, aunque cueste reconocerlo ¡recordamos a algún amigo o conocido en ruta por su moto!. Da igual la marca o el modelo. En ocasiones recordamos antes a esta que su nombre y resulta desagradable cuando se produce el feliz reencuentro. Te aseguro que con la Moto Guzzi Stelvio, con la que he recorrido más de 2.000 km, me recordarán todos aquellos con los que he entablado conversación. Tal vez no recuerden mi nombre, pero da igual. Lo más importante es la moto. Dispone del reconocible motor bicilíndrico en V a 90 grados, típico de Moto Guzzi. En este caso está refrigerado por líquido, y con los cilindros girados 90º hasta colocar la salida de los escapes por los laterales. El cambio es con Quick Shift y funciona excepcionalmente bien. La potencia de 115 cv es más que suficiente para viajar y para el día a día. Disfrutas del 82 % del par a solo 3.500 rpm. Es cómoda y, en esta unidad instalamos para viajar las maletas laterales y el baúl. Adelanto que ha sido una excelente compañera de viaje. No en vano las grandes maxi trails siempre lo son. Pero en este caso con un estilo inconfundible, europeo, con cardan, buena protección aerodinámica ajustable electrónicamente y con un sonido inconfundible. Estamos preparando la prueba… sigue atento.








